Elsa Fernanda Chávez Alabat.

En 2021 fue inaugurada en nuestra Facultad la primera sala de lactancia de la UAQ. En el siguiente texto, la maestra Elsa Fernanda Chávez Alabat, impulsora de este sitio, nos habla de lo importante que es cuidar el bienestar físico y emocional de las madres y sus bebés.


Por Juan José Flores Nava
Enero de 2023
FCN-UAQ

Esta historia bien puede comenzar el día en el que la maestra Elsa Fernanda Chávez Alabat hizo una pausa en su jornada laboral y se dirigió al baño con el propósito de extraerse un poco de leche materna. Su objetivo era almacenar el alimento necesario para uno de sus dos hijos, quien tenía poco tiempo de haber nacido. Pero algo distinto ocurrió ese día: junto a ella, en el baño, estaba una estudiante de doctorado practicando el mismo ritual.

Así que ambas comenzaron a platicar y a intercambiar experiencias acerca de la incomodidad de tener que extraer la leche para sus respectivos hijos en un baño público. Al salir de aquel sitio, Elsa Fernanda decidió que las cosas tenían que cambiar. ¿Por qué debían estar las madres realizando malabares en el baño para guardar el alimento que requieren sus hijos? ¿No deberían contar, acaso, con un sitio más apropiado, cómodo y privado para conseguirlo?

Fue de este modo como, al lado de la doctora Karina de la Torre Carbot, la maestra Elsa Fernanda Chávez Alabat, docente de nuestra Facultad y actual coordinadora de Seguimiento de Egresados, propuso la creación de la primera sala de lactancia en nuestra universidad, la cual funciona desde finales de 2021 dentro de la Clínica Universitaria de Nutrición Carlos Alcocer Cuarón, de la Facultad de Ciencias Naturales. Y por fortuna ya no es la única: en agosto de 2022 fue inaugurada una segunda sala de lactancia en el campus Centro Histórico, más específicamente en la planta baja del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias de la Facultad de Filosofía.

Sala de Lactancia de la Facultad de Ciencias Naturales de la UAQ. 

En México predomina un ambiente hostil a la lactancia

Una sala de lactancia es un lugar en el que las madres lactantes pueden amamantar o extraer su leche en el centro de trabajo, almacenarla adecuadamente y, al término de su jornada laboral, llevarla a su casa para alimentar a su bebé. Por lo tanto, es pertinente aclarar que si bien una de las líneas de investigación que impulsa en nuestra facultad la doctora Karina de la Torre es, precisamente, la de “Lactancia materna y composición de leche”, la sala de lactancia no tiene propósitos académicos o de investigación.

Es un sitio confortable, acogedor y privado al que pueden acudir tanto el personal docente y administrativo, como las estudiantes y cualquier otra mujer en periodo de lactancia que visite la Facultad. Sólo es necesario registrarse en la bitácora y cumplir el reglamento interno. Entre otras, llevar los insumos necesarios para realizar la extracción, contar con los recipientes adecuados para almacenar la leche materna y tener una hielera para conservar el producto en buenas condiciones y poder transportarlo de forma segura.

Si bien una sala de lactancia puede brindar mayor confort a una mujer cuando amamanta a su bebé, es verdad que no tendría por qué sentirse obligada a buscar un sitio especial para hacerlo. No obstante, según el Programa Universitario de Estudios Sobre la Ciudad (PUEC), de la UNAM, el medio en el que se desarrollan y viven la mujeres en nuestro país suele ser hostil a la lactancia.

Entre las causas que propician este ambiente adverso están, según el PUEC, la falta de apoyo u orientación a las madres; la separación inmediata del recién nacido de la madre; el alto número de nacimientos por cesáreas; la prácticas de marketing poco éticas de la industria productora de fórmulas infantiles; las políticas laborales que no protegen y promueven la lactancia; y el poco involucramiento de los hombres, ya que socialmente sigue predominando la idea de que se trata de una responsabilidad exclusiva de las mujeres.

Por si todo lo anterior fuera poco, la maestra Fernanda Chávez recuerda, desde su experiencia, que para muchas mujeres sigue siendo incómodo amamantar en público. Aunque confiesa que ella nunca dudó en hacerlo, reconoce que era inevitable sentir miradas que la incomodaban. Y aunque muchas mujeres optan por cubrirse mientras amamantan para evitar cualquier problema, ella no le daba mucha importancia a eso. “Me preocupaba mucho más que la gente me viera la panza”, dice mientras sonríe divertida.

¿Cómo vamos a normalizar la lactancia materna en espacios públicos? “Pues así: practicando la lactancia en público. Y a quién le molesta, que se voltee o que se tape los ojos. ¡Yo no tengo por qué taparme!”, afirma.

Normalizar la lactancia materna en espacios públicos. (Foto: Unicef México / Javier Otaola)  

Sólo leche materna en los primeros seis meses de vida

Según la Ley Federal del Trabajo (Artículo 170), durante el periodo de lactancia las mujeres tienen derecho —hasta por el término máximo de seis meses— a tomar dos reposos extraordinarios por día, de media hora cada uno, para alimentar a sus hijos, en un lugar adecuado e higiénico que designe la empresa, o bien, cuando esto no sea posible, previo acuerdo con el patrón, se reducirá en una hora su jornada de trabajo durante el periodo señalado.

Y estos dos periodos de 30 minutos tienen sus razones, explica la maestra Fernanda Chávez: “Si una mujer que está en periodo de lactancia no hace ninguna extracción durante su jornada de ocho horas de trabajo, la producción de leche se va para abajo. Lo recomendable es extraer en los tiempos aproximados en los que come un bebé (cada 2-3 horas). Esto quiere decir que en esas ocho horas podría realizar dos o más extracciones. Con ello se cumplen dos propósitos: obtener la cantidad de alimento que nuestro bebé va a tomar al día siguiente y seguir manteniendo la producción”.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición, la tasa de lactancia materna exclusiva en los primeros seis meses aumentó en los últimos años, pues pasó de 14.4% en 2012 a 28.6% en 2018 para llegar a 35.9% en 2021. Con todo y ello, México sigue teniendo uno de los porcentajes de lactancia más bajos del mundo, ya que menos de cuatro de cada diez niños reciben leche materna como alimento exclusivo antes de los seis meses.

Peor todavía: una investigación de 2016 en la que participó el doctor Marcos Arana, del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y de la Nutrición Salvador Zubirán, reveló que Chiapas es la región del planeta donde más se bebe Coca-Cola. En declaraciones a BBC Mundo, el doctor Arana afirmó que en ese estado del país al 3% de los niños menores de seis meses sus madres les dan Coca-Cola, justo en un momento en el que sólo deberían tomar leche materna.

Ante esta información, la maestra Fernanda Chávez no duda en señalar que los organismos más importantes de salud en México y el mundo indican que la leche materna debe ser el alimento exclusivo para el bebé al menos durante sus primeros seis meses de vida: “Esto quiere decir: no agua, ni siquiera una gota, no tés, no atoles, no juguitos industrializados y, claro, mucho menos refrescos. ¡Nada! Sólo leche materna. Luego de estos seis meses, los alimentos serán complementarios a la leche materna por lo que la lactancia podrá extenderse más allá de los dos años, si la mamá y el bebé lo desean.

Sí: leche materna hasta los dos años (o más). Así que no es descabellada aquella portada de la revista Time del 21 de mayo de 2012 que causó polémica, en la que se ve a una madre de 26 años amamantando a su hijo de tres años. Claro, en nuestra cultura resulta algo atípico, pero hay grupos en los que las mujeres continúan amamantando a sus hijos hasta que cumplen seis o siete años.

“Tengamos por seguro —dice la maestra Fernanda Chávez— que de ser así el niño no se verá afectado en ningún sentido. Es muy importante empezar a ver la lactancia como algo normal. Es un fenómeno que, como sociedad, vivimos a diario y del cual creemos saber, pero si nosotras mismas como mujeres no vemos a otras mujeres amamantando, ¿cómo vamos a aprender? La lactancia materna es tan vulnerable que debemos de protegerla”.


Acciones concretas para facilitar la lactancia según la guía elaborada por el gobierno de México y la Unicef.


 ¿Cerveza y atoles para que “baje” más rápido la leche?

La lactancia materna no es sólo “una forma inigualable de facilitar a los niños pequeños el alimento ideal para el crecimiento y desarrollo correcto”, además de protegerlos de enfermedades crónico-degenerativas, como señalan la OMS y la UNICEF, también es importante para la mamá, pues el contacto piel a piel genera un vínculo insustituible con su bebé y la hace sentirse no sólo más segura, sino que también reduce el estrés.

“Los guantecitos y los gorritos del bebé son muy bonitos —dice la maestra Fernanda Chávez—, pero dejemos que el bebé toque directamente la piel de la mamá. Al amamantarse el bebé tiene sus 5 sentidos en alerta. Los recién nacidos todavía no tienen la visón clara y definida como nosotros los adultos, así que se guían mucho por el olfato y por el tacto. Cuando el bebé escucha el corazón de mama, también se tranquiliza”.

Claro, no faltará la abuela o la tía que exigirán a la madre primeriza no cargar demasiado al bebé porque “se embracila”. Pero no hay nada más falso. Sin embargo, perviven muchos mitos alrededor de la lactancia. Por ejemplo, se cree que las mujeres de pechos abundantes serán capaces de producir más leche, sin tener en cuenta que los senos no son propiamente un almacén de leche.

En un artículo de 2019 publicado en Journal of Nursing and Health, el equipo liderado por el investigador Pedro Javier Mota Castillo recoge mitos como el que afirma que consumir cerveza, atoles, tés o infusiones calientes hará que “baje” más rápido la leche o que sea “más gruesa” (es decir, de mejor calidad). Lo cual no es verdad.

Simple y sencillamente porque, como sostiene la maestra Fernanda Chávez, la producción depende completamente de la succión. Así que no hay atoles milagrosos: si no hay succión, no hay producción.

“Muchos de los comentarios que escuchamos durante el periodo de lactancia no tienen la intención de causar daño o de ofender, pero sí que pueden hacernos mucho daño —sostiene la maestra Fernanda Chávez—. A veces se subestima el trabajo que hacemos para amamantar a nuestros hijos. De ahí que resulte fundamental el apoyo que tengamos a nuestro alrededor, no sólo, en su caso, el de nuestra pareja, sino el de la familia, las amistades o los especialistas de la salud. Tenemos que proteger a esa nueva diada que conforman la madre y el bebé”.

He ahí la importancia de que nuestra Facultad cuente con una sala de lactancia. Y he ahí algunas de las razones por las que hace unas semanas la Secretaría de Salud del Estado de Querétaro otorgó un reconocimiento a la Sala de Lactancia de la Facultad de Ciencias Naturales de la UAQ. Porque, como señala la maestra Fernanda Chávez, con que una sola mujer haya usado este lugar para extraer su leche o amamantar a su hijo, lo vuelve un espacio muy valioso:

“A veces los números no son representativos del impacto que se está generando —concluye—. Desde el año pasado la Sala de Lactancia de la Facultad ha sido usada por varias mujeres. Pero basta con que se haya salvado una lactancia para asegurar que estamos contribuyendo con la vida de un niño y con la salud y el bienestar de una mujer. ¡Eso es muy satisfactorio!”.