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Las múltiples reuniones ambientales llevadas a cabo a nivel mundial desde 1970 (Estocolmo; Tbilisi, 1977; Moscú, 1987; Río, 1992; Tesalónica, 1997 y Johannesburgo, 2002), tienen que ver directamente no sólo con nuestra vida diaria, sino con nuestro quehacer académico tanto en la Facultad de Ciencias Naturales como en toda la Universidad, más aun cuando se trata de la producción y seguridad alimentaria, diversidad biológica y la salud ambiental y humana, en relación con el agua, el aire, el suelo y la energía.
 
Existe un gran reto en hacer frente a las consecuencias derivadas de la relación crecimiento poblacional-degradación ambiental, ya que su gestión en cada país presenta diversos grados de complejidad. En este sentido las universidades juegan un papel muy importante para sembrar en sus integrantes los principios de la sustentabilidad.
 
En 2002, a través del Consorcio Mexicano de programas Ambientales Universitarios para el Desarrollo Sustentable Complexus[1], se conformó el Plan de Acción para el Desarrollo Sustentable en las Instituciones de Educación Superior, cuyo objetivo es impulsar una serie de iniciativas que lleven a lograr la participación de estudiantes, docentes y personal administrativo mediante acciones que reflejen un nuevo paradigma en la gestión de los recursos naturales y el medio ambiente.
 
La Facultad de Ciencias Naturales (FCN) no puede permanecer estática ante los problemas ambientales actuales, por lo que el Grupo Estudiantil de Medio Ambiente propone una agenda de educación ambiental –acorde al Plan integral de Manejo Ambiental (PIMA) del Campus Juriquilla- que busca promover la participación conjunta de sus diferentes sectores en acciones concretas, mismas que redundarán tanto en la formación integral de los estudiantes como en la protección de los recursos naturales.