Presentación
Entre las diferentes acciones que lleva a cabo la UAQ para la conservación ex situ de la diversidad biológica, destaca el Banco de Germoplasma-UAQ. El cual fue inaugurado en el año 2013 y tiene como objetivo la conservación ex situ y uso sostenible de las plantas nativas con énfasis en los Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura (RFAA).
La conservación ex situ se define como el resguardo de muestras genéticamente representativas de las especies fuera de su hábitat natural o lugares de cultivo, que se mantienen viables en ambientes controlados.
En el caso de especies vegetales se lleva a cabo a través de germoplasma que puede ser plantas completas, semillas, partes vegetativas con capacidad reproductiva (bulbos, tubérculos, yemas, entre otras), tejidos vegetales (meristemos), polen y genes.
Una de las estrategias de conservación ex situ es en bancos de semillas con cámaras a temperaturas de -5°C a -20°C y 10% de humedad relativa para mantener la viabilidad de la semilla. Las accesiones en los bancos de semillas deben mantener un porcentaje de viabilidad y germinación mayor al 95%, ser caracterizadas y evaluadas y puestas a disposición para el desarrollo de investigación, transferencia de tecnología y acciones que contribuyan con su uso sostenible y conservación in situ y ex situ. La conservación in situ se entiende como la conservación de los ecosistemas y los hábitats naturales y el mantenimiento y recuperación de poblaciones viables de especies en sus entornos naturales y, en el caso de las especies domesticadas y cultivadas, en los entornos en que hayan desarrollado sus propiedades específicas.
Algunos de los impactos e importancia de un Banco de Germoplasma son:
- Evitar la pérdida de variedades tradicionales y especies en su hábitat natural
- Reintroducir los materiales en caso de que ya no existan en condiciones in situ.
- Disponer de fuente de genes para el desarrollo de investigación básica y aplicada.
- Estudios que permiten utilizar de manera sostenible la diversidad biológica para la seguridad alimentaria, hacer frente al cambio climático, a través de la identificación de material con resistencia a sequía, heladas e inundaciones. Así como variedades resistentes a plagas o enfermedades y metabolitos secundarios de interés como antioxidantes, nutracéuticos, entre otros usos.